Sentada sobre una roca
una finitud de gotas
vagan entre los dedos
de mis pies descalzos.
A lo lejos...
una cascada se desnuda
de sol y luna
y algunos pájaros
andan diciendo tu nombre.
En hojas de árboles caídas
le escribo al río todo
lo que no puedo decirte
y como si fueran barquitos de papel
dejo que se las lleve el viento.
Cierro los ojos y respiro profundo
con la intención de hacerte eterna.
Nada se nubla,
nada se pierde,
nada se hace espeso
denso ni agobiante.
Una finitud de gotas
y, en la eternidad,
vos. ©
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